viernes, 24 de febrero de 2017

Trenes.

Hace ya tiempo,una vez,el año pasado,perdí por primera vez un tren en mi vida. Fue una experiencia totalmente nueva,y extraña. El día en el que lo perdí era uno de esos días de película,la lluvia caía sobre mi pelo y las gotas se divertían en los toboganes que formaban mis cabellos húmedos,subiendo y bajando,y cayendo al suelo,o a mi abrigo,o a mis pantalones. Como de costumbre,al caminar sólo iba con los cascos puestos,la escena se desarrollaba como si en ese instante fuese parte de uno de esos videoclips que aparecen en las canciones tristes. Y caminaba,en el horizonte,al fondo divisaba la parada,mi paraba. Confíe en que iba bien de tiempo para llegar a montarme a ese tren.De repente,cuando ya estaba a mitad de camino,veo como se acerca el tren,mi tren,y al mismo tiempo,me doy cuenta de que no voy a llegar a cogerlo. Comienzo a mover mis piernas más deprisa,y después troto,y después corro,y sigo corriendo. El tren estaba a punto de entrar a la estación y yo también. Y vi el último obstáculo;las escaleras. Las subí lo más rápido que podía,de dos en dos. Y llegué a ver al tren. Y digo ver,porque fue cuando conseguí subir cuando él cerró sus puertas y prosiguió su camino. Y yo me quede inmóvil en la estación,viendo como el tren,mi tren,se iba,y desaparecía de mi campo de visión. Y perdí el tren,mi tren. Jamás sabré que había en ese tren,quién iba dentro,ni que hubiese pasado si hubiese sido más rápido.

Los trenes vienen,dejan personas,sentimientos,ideas,sensaciones,momentos,instantes únicos,y se van. Son capaces de parar el tiempo,aguantan miradas,tienen magia. Los trenes son una parte importante de nuestra vida. Hasta hace poco,yo pensaba,y confiaba,y mantenía la esperanza,de que algún día volvería a oír a ese tren,a mi tren,abrirse paso por los raíles y llegar a la estación,a mi estación,a nuestra estación. Tuve que aprender que los trenes van y vienen,van y vienen,van y vienen,y siempre que se van,vuelven totalmente diferentes,y nunca se parecen a ese recuerdo que hemos guardado en nuestro cerebro,y nunca son iguales a los que recordamos. Y es entonces cuando nos quedamos un poco más vacíos por dentro,porque nos damos cuenta de que hemos perdido trenes que no vamos a poder recuperar.

La vida es movimiento,constante,sin pausa pero sin prisa,es una danza lenta pero eterna. Y por eso perdemos trenes. Los trenes sólo pasan una vez,y,o los coges,o los pierdes. Y los coges con todos sus momentos,y los pierdes con todos sus qué serán. Y los pierdes,y si los pierdes,los has perdido. El tren que perdiste cambia,porque conoce a otra gente que si quiere subirse en sus vagones,porque llegan otras personas que cuando él les dice "sube" ellas dicen "llévame,confío en ti". Porque esas personas que no pierden los trenes,sus trenes,saben que cuando llega el tren,su tren,tienen que cogerlo,deben cogerlo,no pueden dejarlo pasar y luego buscar a ese tren,porque saben que si lo dejan pasar,jamás encontrarán otro como él. Y llorarán,y recordarán ese momento en el que perdieron ese tren,su tren....

A veces incluso nosotros somos trenes,y hay personas que nos dejan pasar,que no nos quieren en su estación en determinados momentos,y nos dejan ir... Y al igual que los trenes,podemos volver a pasar,pero nunca seremos los mismos.

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